Los hogares con una renta mayor tienen mejores hábitos saludables

El informe, que hace referencia a los datos obtenidos del año 2016, revela que la pobreza impide a 701.860 de los 18,47 millones de hogares españoles (el 3,8%), la mayoría de ellos con niños, llevar una dieta mínimamente equilibrada que les permita comer cada dos días alimentos de proteína animal, como carne, pollo o pescado, con las consecuencias que eso supone para su crecimiento.

Estas cifras indican un crecimiento durante tres años consecutivos, convirtiéndose en el segundo peor dato, solo por detrás del 4% de hogares con falta de recursos que se obtuvieron en 2006.

Dicho aumento se está produciendo, especialmente, en los hogares monoparentales, donde un único adulto se hace cargo de la crianza de uno o más niños, alcanzando una prevalencia del 7,3%, y en los hogares de una persona, mayoritariamente ocupados por jubilados, entre los que llega al 5,2%.

La situación se complica cuando se cruzan esos dos grupos y conviven jubilados con niños y jóvenes no emancipados, un fenómeno creciente como consecuencia del deterioro del mercado laboral que ya se da en 805.100 familias españolas.

Estos problemas de desnutrición afectan al 3,4% de los menores de 16 años y al 4,3% de quienes tienen entre esa edad y 30, lo que supone casi un tercio de los 1,77 millones de personas que se encuentran en esa situación.

Natalia Barrachina (técnica en Dietética y Nutrición y licenciada en Ciencia y Tecnología de la Alimentación) asegura que “la proteína es un material de construcción para el cuerpo, que el adulto necesita para regenerar sus tejidos y el niño para crear los nuevos y para reponer los que ya tiene”. Por tanto, “la escasez de proteína genera importantes problemas de crecimiento”, añade.

La experta, que considera que “tenemos sobrevalorada la proteína animal”, cifra en el 15% su presencia en una dieta equilibrada. Eso viene a suponer tres raciones de carne a la semana, siempre que se complemente con otras de pescado, ave, huevo y, también, de cereales con legumbres.

Los menús de los 700.000 hogares que pone sobre la mesa el INE se encuentran por debajo de las recomendaciones de la Organización Mundial de la salud (OMS). No obstante, destaca que hay combinaciones de alimentos que pueden actuar como sustitutivos de la carne y el pescado: “La calidad de la proteína la determina la calidad de los aminoácidos que la componen, y también las legumbres y los cereales contienen proteínas que se complementan y que, cuando se mezclan, generan un aporte similar a la de origen animal”.

Son varios los factores que influyen en el proceso de llenar la nevera, entre los que destacan: La lenta recuperación de las rentas, cuya media por hogar sigue, con 27.558 euros, por debajo de los niveles anteriores a las crisis (28.787 en 2008); y la subida que han experimentado en la última década los precios de algunos alimentos como la carne de vacuno (8,7%), de cordero (14,6%) y de ave (8,3%), el pescado fresco (21,9%) y también el congelado (11,6%).

La falta de recursos económicos se convierte, así, en un factor fundamental que dificulta llevar una dieta diaria equilibrada y practicar actividades físicas que supongan una inversión económica, como, por ejemplo, ir al gimnasio.

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