La inactividad física causa en España más de 150 muertes al día

Se considera inactividad física el no cumplir con los mínimos establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) de actividad. Esto es, en edades comprendidas entre los 18 y los 64 años, 150 minutos semanales de ejercicio aeróbico de intensidad moderada o 75 de ejercicio vigoroso en periodos de al menos diez minutos de duración.

La falta de aceptación de estas rutinas es la responsable del 13,4% de las muertes al año en España, el equivalente a unas 6,6 muertes cada hora. En el mundo, la inactividad física constituye uno de los factores de riesgo de muerte prematura más importantes, superando ya al consumo de tabaco y solo por detrás de la hipertensión y el exceso de glucosa en sangre.

Un estudio publicado en la revista científica The Lancet, del año 2016, determinó el coste total de esta inactividad en 61.700 millones de dólares en el año 2013. España es el segundo país del mundo con un gasto porcentual más alto en relación al gasto sanitario directo (1,53%). En cuanto a los gastos indirectos, se cuantificaron en 194 millones de euros anuales, teniendo en cuenta únicamente la pérdida de productividad por muerte prematura. Añadiendo los gastos indirectos asociados a enfermedades cardiovasculares y distintos tipos de cáncer como consecuencia de la falta de ejercicio físico, esta cifra se vería multiplicada hasta por dos o tres veces, alcanzado valores entre 387 y 581 millones de euros anuales. 

El cálculo más conservador estima el gasto anual en unos 1.560 millones de euros, de los cuales el 70,5% es costeado por las administraciones públicas, mientras que un 22,8% es desembolsado por los hogares españoles.

Con una reducción del 10% en los niveles de inactividad física, es decir, cumpliendo con los objetivos estratégicos de la OMS para el año 2025, el ahorro para España alcanzaría los 156 millones de euros al año.

Casi la mitad de los españoles no practica ningún deporte, ni realiza ninguna otra actividad en su tiempo libre que le suponga cierto requerimiento físico. Hasta tres de cada cinco españoles no realizaron ninguna actividad física moderada en los últimos siete días previos a la realización de la encuesta.

Nuestro país presenta uno de los niveles más altos en población inactiva de Europa, aunque quienes sí realizan actividad deportiva en su tiempo de ocio (14%) lo hacen con más frecuencia que en otros países. Supone, por tanto, una polarización de la sociedad.

El comportamiento sedentario se define por un gasto energético mínimo realizado en una posición sentada o reclinada durante las horas del día. Dos de cada tres españoles pasan de dos a seis horas y media sentados durante su actividad principal. Ningún país de la Unión Europea posee un porcentaje tan amplio de población sentada durante su actividad fundamental, y este porcentaje sigue creciendo.

La suma de ambas realidades (altos niveles de inactividad física en el tiempo de ocio y altos niveles de sedentarismo en la actividad principal) plantea un panorama de dimensiones preocupantes en España en comparación con el resto de países de nuestro entorno.

Una muestra muy relevante de las desigualdades de género existentes en nuestros días es que, a pesar de que los hombres y mujeres que pertenecen a la misma clase social tienen las mismas profesiones y titulaciones, las responsabilidades y atribuciones en su actividad laboral no son las mismas. Así, dentro de cada clase social, la prevalencia de comportamiento sedentario entre hombres y mujeres es también diferente.

La prevalencia de comportamiento sedentario en las mujeres ha aumentado en las directivas y ha disminuido en los hombres de su misma categoría. Las clases sociales asociadas a niveles de cualificación (ocupación) más bajas se mueven menos en su tiempo libre, mientras que las clases sociales asociadas a cualificaciones más altas tiene un comportamiento más inactivo durante su jornada laboral. Viendo los datos del estudio, se concluye que, por comunidades autónomas, a mayor desarrollo económico, mayor nivel de comportamiento sedentario de la población y, por lo tanto, mayores riesgos asociados para la salud.

Para acceder al estudio, pinche aquí.